Estaba ansioso por volver a hacer un post de #ReseñandoAndo, luego de mi última experiencia en Yantares Restaurant.
Y no podía hacerlo con un lugar mejor, del cual en poco tiempo me he vuelto cliente frecuente, y adicto a sus productos y servicios.
Pero me estoy adelantando. Déjenme contarles un poco cómo descubrí este tesoro, este, literalmente, paraíso en Caracas.
El culpable de que yo conociera Pika’s Restaurant es Richard Tovar, quien en agosto del año pasado, luego de un Campamento Digital, nos invitó a conocer esta esquina de El Paraíso. Ese día Aura Brito, quien es mi socia, Ángel Nieves, y yo, nos reunimos en ese sitio, para relajarnos un poco luego de una semana ajetreada de trabajo.
Sin duda que nos llamó la atención la bonita decoración, pero la sorpresa vendría con la comida, y luego con la atención.
Pero para no hacerlos esperar más, ¡vamos directo a mi reseña!
Evaluemos Pika’s juntos:
Calidad: Wow. Esto es otro nivel. Seamos sinceros: cuando a uno le dicen: “vamos a comer a El Paraíso”, ¿en qué piensa? Sí. En areperas y polleras del año de la pera. Pero cuando llegas a Pika’s y lees el menú, ves los platillos que le van sirviendo a la gente… y luego de una breve espera traen el tuyo, te quedas en shock. ¡Es impresionante! Platillos visualmente de portada de revista, hamburguesas más bellas y apetitosas que las de cualquier franquicia gringa, tequeños, postres, papas fritas… ¡Por favor! Aquí TODO es bueno. Y no exagero. Si quieres quedar ‘jarto’, pero de buena comida, este es el lugar. No te arrepentirás al pedir cualquier cosa en el menú.
Servicio: Punto álgido para mí cuando visito y reseño un lugar nuevo. ¡Pero pasaron la prueba! Las veces que he ido (ya perdí la cuenta), siempre son amables en la puerta, al servirte, en la caja, al despedirte. ¡Y son diligentes! Su equipo de gente no son como el típico grupo de mesoneros que se olvidan de ti. En Pika’s siempre están pendientes de uno, de las bebidas, de la mesa, y las sugerencias del menú son muy adecuadas (bien entrenados para vender). De hecho, fui a celebrar el cumpleaños de mi esposa, y hasta buscaron una velita y salieron de la cocina para cantar cumpleaños entre varios de ellos, y luego nos tomaron las fotos. ¡Estos gestos valen oro!
Limpieza: Conseguir un negocio aseado en la Venezuela de hoy es una odisea. Y debo decir que Pika’s es limpiecito. ¡Hasta su baños están siempre impecables! Y aunque no conozco sus cocinas (espero pronto hacerlo), hay algunas áreas de producción de pizzas y tequeños que están abiertas al público y siempre se ven impecables. Esto es crucial en un negocio de esta naturaleza.
Respecto a los precios, que es un apartado al que no le presto tanta atención cuando la calidad es excelente, ¿qué les puedo decir? La economía en Venezuela está difícil para todos, pero en Pika’s la relación precio/valor/calidad es tan buena que el precio no te importa. Y no se ponen fastidiosos con los billetes de dólar arrugados o sucios.
Para resumir, ¡Pika’s es un lugar del que no querrás salir!
Ojalá existieran más sucursales de Pika’s por Caracas, y por el país.
Por aquí les comparto una muestra de lo que comimos el día de cumpleaños de Aura:
Sin duda alguna, que este rincón caraqueño, llamado Pika’s, se lleva un merecido 🙂
Excelente lugar para venir en familia, en pareja, con niños, o para reuniones de negocios.
¡Nos vemos pronto en Pika’s! Y en otros lugares… recuerden que #ReseñandoAndo.
Aún no he ido. Leerte me hambre sé que esta súper recomendado
¡Vamos!
Te encantará…
¿Qué bueno tener experiencias así, verdad? Es como reconciliarte con el país, con que tenemos las cosas y podemos ir por más. Aspiro ir más pronto que tarde y así compartir tu opinión
No vengas tú con tu comeflorismo.
El país sigue vuelto verga… Y esto no DEBERÍA sorprendernos (que existan buenos lugares). Si dejamos que nos sorprenda es porque nos estamos acostumbrando, normalizando, lo malo.
Sí. Aplaudo Pika´s, Yantares, y un sinfín de vainas más que están haciéndolo bien.
Pero yo no tengo que reconciliarme, porque no estoy peleado con el país. ¡Al contrario! Le doy a diario a mi país, y por eso me siento con derecho de pedirle. ¿Qué mejor muestra que quedarme aquí, con él, y no abandonarlo, y seguir haciendo en él? Más bien el país me debe a mí. Por eso tengo la solvencia moral de señalar lo que señalo.
Así que, sin comeflorismo: de pinga que haya buenas vainas… pero TENEMOS QUE seguir señalando lo malo, hasta borrarlo, execrarlo, y minimizar el mamarrachismo imperante. Así a los malos solo les quedarán dos opciones: o mejoran o desaparecen.
No podemos ver solo lo bueno, lo bonito. Lo malo rondará siempre por ahí y no hay que descuidarse.