El virus del coaching, una epidemia que crece sin parar…

Que lance la primera piedra el que hoy en día no tenga un amigo, vecino, cuñado, hermano o conocido que es coach… O seguramente, tú que me lees, ¡eres coach! ¿Verdad?

Sí. Ya te diste cuenta de que el virus del coach llegó a todas partes. ¡Es que hoy todos son coaches! (O se creen). Seguramente tú también has visto a más de un amigo cercano anunciar campantemente por sus redes sociales que ahora es coach de [cualquier verga]. Y uno se pregunta: ¿Fulanito es coach? ¡Coño! ¿Desde cuándo, si yo toda la vida lo conocí borrachón y mujeriego?

Pero empecemos por el principio: por definir este término tan puteado del oficio del momento con el que todos se llenan la boca: el coach.

Según Wikipedia, Coaching es un anglicismo que procede del verbo inglés to coach, «entrenar», es un método que consiste en acompañar, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir cumplir metas o desarrollar habilidades específicas.

Si bien el término coach tiene una procedencia directa desde el ámbito deportivo, es en el entorno empresarial y personal desde donde se conoce por coaching al proceso interactivo y transparente mediante el cual el coach o entrenador y la persona o grupo implicados en dicho proceso buscan el camino más eficaz para alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y habilidades. Hay muchos métodos y tipos de coaching. Entre sus técnicas puede incluir talleres y prácticas supervisadas.

La persona que realiza el proceso de coaching recibe el nombre de coach «entrenador», mientras que la persona que lo recibe se denomina coachee «entrenado» o persona en entrenamiento.

Según coachvenezuela.com.ve un coach es una persona cuya misión principal, será mostrarte diferentes opciones para que puedas enfrentar una situación de vida. Esta situación pudiese ser un problema personal, un problema de pareja, un ascenso, un cambio de carrera, un cambio de vida.

El COACH ayudará a que mejores el enfoque de tu vida, mostrándote tus fortalezas y tus debilidades, haciéndolas conscientes de manera tal puedas trabajar con ellas de una manera mas efectiva hacia el logro de tus objetivos, tanto personales como profesionales.

EL COACH te proporcionará las herramientas para la acción y el aprendizaje que necesitas para clarificar tus objetivos y marcar tu ruta de acción.

Eso está muy bien. El papel aguanta todo. En teoría todo eso suena muy bonito, pero… ¡malditos peros!

Las modas y la gente… No sé si es por la peladera de bola tan arrecha que se vive en Venezuela (aunque he visto muchos “coaches” fuera de nuestras fronteras también), o porque es tan “chic” ser coach que todos quieren serlo. Esta estúpida moda me recuerda al boom de hace 5 o 7 años con los Community Manager: todos querían ser Community Manager, porque era un nuevo oficio, algo “cool” y chévere que podías comenzar a hacer, con términos raros (en inglés), y muy fácil, porque “es estar todo el día pegado en el Facebook…”. Así, falsamente, equivocadamente, se forman las erradas creencias acerca de un oficio, todos quieren hacerlo, ¡y se putea!

Ese es el caso del “coaching”, o de los “coaches”: Todos quieren “ayudarte”, recomendarte cómo ser mejor en [inserte aquí una faceta de tu vida, un deporte, una carrera, un oficio, ¡lo que sea!], pero ellos son UNA CAGADA.

Y es en serio esto que digo. No quiero ser despectivo con los coaches verdaderamente profesionales (si es que los hay), ¡pero es la realidad! He visto a más de una gorda por allí autodenominarse “coach deportivo”, a más de un marico divorciado ser “coach de parejas”, y a más de una puta digital (llámese chancera de esas malcogidas que enseñan las tetas en las redes sociales) hacerse llamar “coach sexual”.

O sea, ¿qué coño le pasa a la gente? ¿De verdad creen que todos somos tarados y nos comemos el cuento de que ellos (los supuestos coaches), frustrados de mierda, profesionales de mentira, nos van a enseñar algo? ¿En serio?

Es que hasta ya me he topado con un par de vendedores de Herbalife por allí que ostentan muy orgullosos su título de “coach de nutrición”, o “coach de estilo de vida saludable”… WHAT THE HELL!?

Y también, como si les pareciera poco, he visto a un par de loquitos cristianos, sí, de esos de “Pare de Sufrir” y “alabaré, alabaré”, autodenominarse “coach espirituales”.

¿Qué verga es esa? ¡Qué falta de respeto, chico!

Es que por allí hay hasta escuelas de coaching, ¡universidades para coach y demás! Los bichos se están reproduciendo como ratas. Cada día que pasa hay más vainas raras de esas sueltas. Y ojo, no me malinterpretes, repito: no tengo nada en contra de un verdadero profesional, mi único dilema es con aquellos que se hacen llamar “expertos” en algo, y no aplican lo que predican. Si eres un coach, gurú, líder, gerente, experto o como quieras llamarlo (para mí los anteriormente mencionados son sinónimos o están intrínsecamente relacionados), tienes que ser una persona TOTALMENTE RECTA E INTACHABLE, cónsona entre lo que dices, lo que haces y lo que eres. No puedes ser un médico y ser fumador a la vez. O no puedes ser un diseñador web y no tener página web propia, o instructor de pilates y obeso… o sea… ¿y la moral? Y eso sin hablar de “la procedencia” del coach; de esos que aparecen de la noche a la mañana.

Es por eso que, en vista de tanto loco suelto y fantoche que abunda por allí decidí hacer una lista de 8 tips para identificar a un falso coach. Toma nota, ¡y no te dejes engañar más!

  • Indaga un poquito de su vida personal. Y hacer esto es muy sencillo, gracias a las redes sociales. Busca sus perfiles y averigua de qué habla en ellas. ¿Es casado? ¿Soltero? ¿Tiene hijos? ¿Es gay? ¿Es chavista? ¿Es comunista? ¿A qué gremios o asociaciones pertenece? Y si tienes amigos o allegados al investigado en cuestión, ¡más fácil aún chismosear! Estos detalles te darán algunas pistas del coach en cuestión.
  • ¿Su aspecto es acorde a lo que profesa? Sin duda, aunque esto no es determinante, sirve para darnos una idea. Por ejemplo: una coach de maquillaje (que las he visto, ¡que jode!) no puede andar despeinada y con la cara grasosa como vendedora de empanadas. El coach integral debe ser impecable, al hablar, al escribir, al vestirse, ¡en todo! Porque sencillamente es alguien que nos va a “guiar”… y si son guías, ¿cómo es eso de no dar ejemplo? Este es un detalle muy importante.
  • ¿Cómo es su vocabulario? Si de verdad eres profesional debes ser una persona que lee, por lo cual tu léxico debe ser muy rico y variado, así como tu ortografía. Si me hablas como un mamarracho, no sabes el significado de determinadas palabras o careces de un verbo que inspire, ¿cómo puedo seguirte, escucharte, o peor aún, respetarte? Un triste ejemplo de esto son los “coaches religiosos”, o pastores evangélicos que se hacen mal llamar así; se saben la biblia de memoria pero no conocen la diferencia entre actitud y aptitud.
  • Analiza su trayectoria profesional, ¿es exitosa? Para determinar esto, no hay más que preguntarle abiertamente al presunto farsante: ¿Qué otros trabajos, talleres, conferencias, clientes, etc., has atendido? ¿Cómo ha sido esa experiencia? ¿Qué me puedes contar de esos grupos de trabajo o esas empresas a las que atendiste? ¿Dónde puedo ver más de tus trabajos y especializaciones? ¿Quién te certifica como “coach”? Si el cuestionado titubea o guabinea al responderte, no preguntes más… ¡Charlero a la vista! En este apartado puedo agregar que he conocido muchos coaches que antes eran drogadictos, borrachones, bonchones y hasta malandros, pero que luego se ponen un flux, se guindan un cartelito de “coach de vida” o “coach financiero”, y con eso ya tratan de borrar su turbio pasado. Por esto es muy importante analizar el pasado del “coach”. Un ejemplo de esto son los boliburgueses, como Freddy Bernal, que ahora es todo un “líder defensor de la revolución”, un “señor respetado en las altas esferas políticas” y “ejemplo de trabajo”, pero que en los 80 y 90 asaltaba bancos y carros blindados, y no era más que un ratero de poca monta. Pero de eso hablaré en otro post.
  • ¿Desde cuándo es coach? Pregunta muy importante que te hará determinar si es de la “nueva ola” de faranduleros y expertos, o por el contrario es alguien que ya lleva por lo menos una década recorrida en experiencias y enseñanzas efectivas. Esto lo determinas preguntándolo abiertamente al “experto”. Y esto tampoco es determinante, ya que pudiera tratarse de un charlero de largo recorrido… ¡cuidado!
  • Su identidad digital, ¿cómo es? Esto es extremadamente importante. ¿Cómo no? Yo trabajo con esto, así que los medios digitales siempre serán la primera referencia que consulto acerca de alguien. No hay nada más revelador que escribir el nombre de alguien en Google y leer cuidadosamente… ¿Tiene blog o web? (Y aquí puedes corroborar algunas de las cosas que ya te he mencionado) ¿Cómo es el manejo de sus redes sociales? ¿Es profesional? ¿Tira flechas? Si el coach que estás verificando no tiene blog, ni web, y todos sus perfiles en redes sociales son “privados”, ya deberían estar sonando en tu cabeza las alarmas…
  • ¿Qué dicen sus clientes o “dirigidos”? ¡Esto es muy importante! Si tienes la oportunidad de conocer a sus antiguos alumnos, discípulos, entrenados, etc., habla abiertamente con ellos (en grupo o en privado) y pregúntales por su experiencia y, muy importante: ¿Por qué te recomiendan a ese coach? ¿Qué tiene ese coach que no tenga otro?
  • La actitud. Dejé este punto para el final porque es el más difícil de detectar. He conocido fantoches que tienen años engañando a quienes los rodean, incluso se cambian el nombre y hasta se forjan una falsa reputación, con títulos y diplomas falsos. Los he visto. No me lo han contado. Sólo quienes los conocen realmente, o detectan una “actitud extraña”, saben la verdad: QUE ES UN CHARLATÁN. Siempre hazle caso a tus corazonadas, ya que tu instinto nunca falla. Si algún “profesional” de estos no te inspira, te llama la atención lo que dice pero sientes “un no sé qué”, aléjate. Total, coaches es lo que sobra. ¡Busca en Internet! Que con seguridad por ese que descartaste te conseguirás a 50 más.

Como ves, hay algunos detalles que fácilmente puedes indagar de un supuesto coach para verificar si es tan “genuino e inmaculado” como se vende. ¡No es tan difícil detectarlos!

Desde mi punto de vista, el coach transita la delgada línea que separa al educador, al profesional, al maestro, al guía, del charlero. NO TODOS podemos ser coaches, ya que “enseñar” debe ser una pasión, una vocación espontánea y no fingida o adoptada.

Yo opino que el coach actual, el que de la noche a la mañana sale anunciando por su cuenta de Facebook que ahora es coach de no sé qué mierda, no es más que un eufemismo de “todero mata tigres”. Pero claro, es que también, no sé si por la crisis, el estrés, la pelazón (otra vez), o porque definitivamente la gente ES PENDEJA, y pareciera que todo el mundo anda esperando “que alguien” le dé consejos, le guíe y le diga qué hacer… O sea, algo así como que se juntan el hambre con las ganas de comer… ¿no?

¿Qué opinas tú?

4 comentarios en “El virus del coaching, una epidemia que crece sin parar…”

  1. para mi el contratar un coach es que alguien te pique el culo para que hagas algo, mejor me pongo las pilas y no les pago ni madres

    1. Jajajajajajajaja…

      Sí. Hay gente que necesita que le estén picando el culo para que pueda accionar. Es como la gente que necesita compañía para ir al gimnasio, básicamente…

Déjame tu comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio