Tengo esta idea rondando en mi mente desde hace meses.
Y esta “cuarentena social” me ha hecho sacar a flote muchas ideas, pensamientos y borradores que siempre se me ocurren.
Para nadie es un secreto que esta cuarentena ha sido difícil. La cuarentena ha trastocado al planeta entero, y el que diga que no, simplemente miente (o no vive en esta dimensión).
Pero, con todo y lo incómoda, difícil o tormentosa que pueda parecerle a algunos su cuarentena, tienes que estar de acuerdo conmigo en que este confinamiento será más difícil cuanto menos inteligencia emocional tengas.
Y no. No voy a hacerles una terapia de coaching escrito, ni mucho menos. Es la simple realidad.
Es por ello que vemos en las redes sociales gente quejándose, lamentándose, haciendo/diciendo estupideces, y comentando cualquier tontería que un ser normal, pensante, no haría ni diría.
Por eso mi propuesta. Por eso el título del post.
¡Debería haber un día de parada digital!
Un día, evidentemente autoimpuesto, voluntario, ya que no hay forma ni manera humana posible de controlar que no nos conectemos, que no sea pasarnos la cuchilla y quitarnos el Internet, al estilo de los dictadorzuelos modernos.
Imaginemos el panorama. Cómo sería un día de parada digital:
Te despiertas, agarras el teléfono, pero no te conectas, no activas los datos ni el WiFi, sino que revisas la hora y ves si tienes algún SMS o llamada perdida. Nada más.
Sales de tu cama en 5 minutos (porque no hay mucho que revisar), te aseas, te ves al espejo, te sonríes, y te preparas para una jornada diferente.
Desayunas, aún caliente, porque no tienes que tomarle foto a la comida. ¿Hace cuánto no desayunas caliente, sin compartir en Instagram la foto de tu arepa con perico y café?
Te vas a tu trabajo, y te metes un libro debajo del brazo. En el transporte público, en vez de ir leyendo las noticias en Twitter, vas leyendo a Cervantes. Intelecto 1, zombismo digital 0.
Llegas al trabajo, saludas viendo a la cara a todos (hasta al ascensorista). ¿Hace cuánto no veías a la cara a la gente en tu trabajo? Y empiezas a trabajar. No revisas Facebook, ni Instagram, ni nada, sino que abres tu correo electrónico, ves qué tienes pendiente, y empiezas a trabajar. Al cabo de 4 horas te das cuenta que has adelantado el trabajo de una semana. Y todo porque no hay redes sociales que revisar ni que te distraigan.
Hora de almuerzo. La conversa del almuerzo es amena. Sin fotos a la comida y sin rostros inmersos en las pantallas de sus teléfonos. Sin trending topics que comentar, sin videos de YouTube que poner a sonar mientras devoras tu arroz con lentejas. Todos hablan del libro que están leyendo. Y descubres que la gente lee a Gabriel García Márquez, a Paulo Coelho, a Carlos Fuentes y a Víctor Hugo.
Sigues en tu jornada, y hasta conversas con tus compañeros. ¡Descubres que sabes hablar y que no todo es darle like a fotos de paisajes bonitos o outfits de moda!
Meriendas. Sin foto de por medio. Nadie tiene que enterarse que te comiste una donut con Nutella y con un humeante capuccino.
Se acerca la hora de la salida. Pero has adelantado tanto trabajo y has tenido una jornada tan productiva, que ni te diste cuenta que el tiempo voló. Es hora de volver a casa.
El regreso a casa es enfrascado en tu libro. Has descubierto que leer es viajar, más allá de stalkear o envidiar la vida de un influencer.
Llegas a casa. Saludas, siempre viendo a la cara. Descubres que la conexión visual entre dos personas es sumamente poderosa.
La cena es para comentar los avances de tu trabajo, los pormenores del día, o la película que vas a ver con tu pareja antes e ir a dormir. Película que verás sin tuitear. Nadie se enterará que usaste Netflix, ni generarás un debate en el grupo de WhatsApp de la familia acerca de tal o cual película.
¡Y a dormir!
¿Y al día siguiente?
Seguramente al despertar te sientes raro, distinto.
Ya quedará en ti hacer un hábito, desconectarte menos, y socializar más… o tal vez tengas el síndrome de la abstinencia, y despiertes más adicto. Porque al fin y al cabo eso es lo que todos, en mayor o menos medida, estamos siendo: adictos a Internet y las redes sociales.
Así sería un día de parada digital. ¿Te imaginas?
Menos gente conectada = menos público consumiendo cosas = menos idioteces publicadas en las redes.
Y tendríamos un mundo mejor.
Y no. No estoy diciendo que conectarnos o usar Internet sea malo. La cuestión es: ¿Cómo lo estamos usando? ¿Internet nos hace más productivos o más zombis digitales? Todo depende.
Recordemos para qué fue concebido el Internet, y cuáles fueron sus primeros usos: Simplemente comunicarnos, enviar un mensaje de un emisor A a un receptor B. Solo eso. Probablemente lo que hemos hecho es complicarlo con el pasar del tiempo.
Pero, más allá de lo dinámico y complejo de la sociedad actual, ¿Te imaginas? ¿Qué harías tú con un día de parada digital? ¿Cómo te sentirías?
Tal vez esta cuarentena sea un buen momento para comenzar. Total… todavía quedan muchos días por delante, y si un día no estás conectado como autómata a la red no te vas a morir… ¿o sí?
Déjame tu comentario.
Curioso. Yo he soñado con ese día. He ido desmontándome y desconectándome de procesos. No me ha sido sencillo. Ni aún en estos días. Pero ya siento el momento cerca de que suceda. ¿Y sabes qué? Sería posible que retomara componer o hiciera al fin mi primer libro. Gracias por la visión y la propuesta. Así era nuestra vida antes. No sé si mejor o peor… Pero era muy diferente
¡Sería genial!
Pero lo genial es que sea voluntario. No impuesto por un apagón o una enfermedad. Que todos entendamos que hace falta de vez en cuando.
Gracias por leerme y comentar.
Excelente artículo Roos! Fijate que el año pasado yo estaba tomando domingos o sábados para ir al parque y no saber nada del celular. Toda la mañana y tarde. Y la verdad te despejaba mucho la mente, debo agarrar ese hábito de nuevo, es necesario. Un abrazo.
¡Genial!
Es un hábito duro, ya que hablamos de una adicción. Pero sí se puede.
¡Saludos!
Me parece súper la idea, en mi caso he realizado pausas digitales, por medio día o más en función a dar el ejemplo o simplemente desconectarme. Sería interesante plantear el experimento y que se sumen otros e intercambiar ideas, tendría mucho que anotar en mi agenda de la vida real :).
Interesante el ejercicio para aquellos cuyos trabajos, proyectos o actividades estan ligados al mundo digital en más de un 70 %, lo de la abstinencia o ataques de ansiedad es real, tocará volver a la esencia para las que fueron creados todos estos medios.
Esta situación da para ponerse a pensar en todo eso que no hemos hecho y pospuesto n veces. ¿Pa cuando se deja ?
A cada uno nos toca responder y reflexionar desde nuestra perspectiva,
Sería muy interesante este experimento social…
¡Gracias por leerme!